Lecciones del Modus Supervivere no asimiladas por aferrarnos a nuestro Modus Operandi
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Volver... cuando aprendiste...
Volver a operar de manera presencial cuando aprendiste el valor de operar en remoto
Pedir a tus colaboradores que regresen a trabajar a tu oficina, que estén presentes físicamente en tu edificio corporativo, que se reporten para que puedas verlos trabajar, para que aprovechen los espacios de trabajo que has creado para ellos. Volver a eso ignorando que por meses has operado de manera remota, has confiado en que tu colaborador puede hacer su trabajo sin tu supervisión. Has aprendido que tus empleados son profesionales. Has entendido que la colaboración no se da por la presencia física, sino por el propósito compartido.
Volver a que el cliente venga a ti cuando aprendiste el valor de ir a donde está tu cliente
Volver a pedir a tus clientes que vengan a tu taller, a tu sala de espera, a tu sucursal, a que te visiten, forzarlos a esperar en tus instalaciones para dejar su auto, para recibir tu servicio, para adquirir tu producto. Volver a eso ignorando que por meses has ido a donde están tus clientes, has recogido sus autos en sus casas, has entregado tus servicios por medios electrónicos, has llevado tus productos a donde sea que ellos se encuentren. Has aprendido que tu servicio, el verdadero servicio, es estar en donde tu cliente está. Has entendido que el propósito de tu negocio es abrazar el contexto de la necesidad.
Volver a ser un indiferenciado generalista cuando aprendiste el valor de ser diferente y específico
Volver a entregar tu producto sin branding, sin identidad y sin referencia, volver a un producto generalizado sin conexión a ti. Volver a lo general, a las listas de correo automatizadas, a tu producto sin nombre ni conexión contigo. Volver a eso ignorando que por meses te has esmerado en crear no una marca, sino una relación de servicio personal; has invertido tiempo en ser diferente, en pulir una propuesta específica para tus clientes. Por meses has dado un toque de ti a tus productos, con una etiqueta, una nota personal, un mensaje empático y artesanal que escribiste solo para ellos. Has aprendido que tus clientes desean trato como individuos, desean productos que reflejen quién eres tú. Has entendido que una verdadera y significativa relación de negocios se genera no por la empatía a tus productos, sino como producto de tu empatía por tus clientes.
Volver a enfocarte en la experiencia exterior cuando aprendiste el valor de apreciar y nutrir el interior
Volver a enfocarte en lo que está fuera, en el viaje, en el aeropuerto, en el camino, en la calle, en el centro comercial, en lo que antes te daba tu identidad al vivir fuera del entorno en el que ahora te encuentras; volver a valorar y dar a prioridad a la búsqueda de la experiencia exterior. Volver a eso ignorando que por meses has concentrado tu energía y atención en lo doméstico, en tu familia, en tus vecinos, en tu espacio interior, en ti mismo. Has aprendido a apreciar y nutrir lo que es cercano, aprendido a redefinir tu espacio, a reconstruir tus relaciones, a re-enmarcar la importancia de tu local. Has entendido que lo que te da sentido como persona es valorar, apreciar, enfocarte en tu interior, en lo íntimo, los amados, lo personal, para con eso, definir tu exterior, lo compartido, lo público.
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Todo eso has aprendido; todo eso has entendido en estos meses.
Aprender es dejar de lado lo que tendría que ser "porque así ha sido" y enfocarse intensamente en lo que deberá ser "porque así será" de acuerdo a lo que ahora entiendes que realmente se necesita.
Es momento de mostrar que has asimilado las lecciones.
Es momento de desapegarte de tus hábitos, redefinir el camino, dar el siguiente paso.
Es momento de capitalizar los aprendizajes.
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Innovación Creativa por Diseño
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